domingo, 29 de junio de 2008

EPÍLOGO PARA COMENZAR

Esa es la sensación que tengo. Acaban las pruebas, los experimentos protegidos, las exigencias crecientes. Queda la aventura; no tengo ni idea de como se debieron sentir los exploradores de las tierras lejanas, los que con su armadura y sus caballos se adentraron en lo desconocido. No creo que me pueda comparar, ellos ni tenían mapas, ni sendas, ni marcas en el camino, la mayoría de las veces ni camino. Yo iré con mis protecciones, con mi caballo de metal, con mi regreso asegurado. Y sin embargo, siento el nervio de la aventura, aunque se que en esto no me va la vida ni la fortuna, ni mucho menos.
Gracias a todos los que me han aconsejado, los que me han animado, los que desearían pero no pueden venir (allá ustedes), los que me miran y se callan un ‘allá tú, yo ni loco’, los que me contaron su experiencia, a los que insistieron en que haga todo antes del mediodía, a los que me desearon suerte. A todos gracias. No se si podré poner algo en este blog durante los próximos veinte días que calculo que estaré por ahí, pero pienso volver para castigarles con mi visión de esta aventura (si no se puede en el blog será en el bloc), espero que satisfecho y con algo que almacenar en mi haber de cosas que he hecho casi por mi mismo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Suerte, hermano